N.B.A. SU HISTORIA EN NÚMEROS (I)

Cuando se llevan disputadas varias jornadas de la Liga Regular de la N.B.A. Después de un verano frenético en traspasos debido a la cantidad de agentes libres, intercambios  de jugadores y de elecciones en el draft del año próximo, tenemos que los analistas de prensa, entrenadores, jugadores,veteranos, expertos, no se ponen de acuerdo sobre qué equipo es el favorito para adjudicarse el Anillo de Campeón de la N.B.A.

Unos dicen que serán los Ángeles Lakers los que van a renovar su título basándose en un mayor protagonismo de Pau Gasol, un Gasol descansado por su ausencia en el Mundial de Baloncesto de Turquía. Pero está por ver como responde la rodilla del jugador   estrella de los «angelinos» Kobe Bryant.

El otro favorito, son los Miami Heat. Los «Heat» han creado un quinteto de ensueño gracias a la llegada de los jugadores Chris Bosch y sobre todo Lebron James, el traspaso má sonado de la última década. Junto con la otra estrella del conjunto Dwyane Wade y un entrenador con renombre: Pat Riley hacen que su nombre suene con fuerza en las apuestas para ganar el campeonato.

En otro momento diseccionaremos equipo por equipo, analizando sus puntos fuertes, sus debilidades y sus posibilidades. Ahora quería , como marca el título del post, analizar la historia de la NBA, en números. Qué jugadores se han hecho merecedores de pasar a la historia de este campeonato por liderar diferentes apartados del juego.

                                 REBOTEADORES

Nombre                       partidos           media           totales

1. Wilt Chamberlain        1.045                  22.9                  23.924

2. Bill Russell                      963                   22.5                  21.620

3. K. Abdul-Jabbar         1.560                  11.2                   17.440

4. Elvin Hayes                 1.303                  12.5                   16.279

5. Moses Malone             1.329                  12.2                   16.212

7. Robert Parish              1.611                    9.1                    14.715 

8. Nate Thurmond             964                 15.0                   14.464

9. Walt Bellamy              1.043                  13.7                   14.241

10. Wes Unseld                 984                  14.0                    13.769

11. Hakeen Olajawon     1.238                  11.1                    13.748

12. Buck Williams           1.307                  10.0                   13.017

13. Jerry Lucas                 829                   15.6                   12.942

14. Shaquille O´Neal      1.170                   11.0                  12.921

15. Bob Pettit                     792                   16.2                  12.849

16. Charles Barkley       1.073                    11.7                  12.546

17. Dikembe Mutombo 1.196                    10.3                  12.359

18. Paul silas                   1.254                     9.9                  12.357

19. Charles Oakley        1.282                     9.5                  12.205

20. Kevin Garnett         1.124                   10.8                  12.188

21. Dennis Rodman          911                    13.1                  11.954

22. Kevin Willis             1.424                      8.4                  11.901

23. Patrick Ewing         1.183                      9.8                   11.607

24. Elgin Baylor               846                    13.5                   11.463

25. Tim Duncan               977                    11.6                    11.335

26. Dolph Schayes       1.059                    12.1                    11.256

27. Bill Bridges               926                     11.9                    11.054

28. Jack Sikma            1.107                      9.8                    10.816

29. David Robinson       987                    10.6                    10.497

30. Dave Cowens           766                    13.6                    10.444

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SELECCIÓN DE EEUU DE BASKET, EN MADRID

Llegaron, con la expectación que merece un equipo que, incluso en país no llegan a levantar grandes pasiones. Con la expectación que pueda levantar un equipo que catalogan de devaluado.

En estos días se va a celebrar en Madrid un torneo en el que, junto con España, los EEUU «B», actuarán Lituania, y el anfitrión España, plato fuerte del torneo para el Domingo.

A falta de un descarte para la selección definitiva para el Mundial, la selección Estadounidense se presenta con 13 hombres, el descarte saldrá después de esta piedra de toque que es el torneo de Madrid.. Mi opinión es que el descartado va a ser el base de los «Thunder», R. Westerbrook, aunque fuentes más informadas creen que será Eric Gordon, de Los Angeles Clippers.

Es una selección con menos nombre que las anteriores, un equipo que va a ser muy físico como todas la selecciones, con muchos hombres de exterior y un solo pivot nato, el de los Dallas Mavericks Tyson Chandler (2,15), pero cuentan con la versatilidad de los otros hombres altos, difíciles de defender por eso mismo, por lo impredecible de su juego (igual juegan exterior que interior).

La selección de EEUU a falta del descarte, es la siguiente:

RAJON RONDO: Es el base de los Boston Celtics, de 1,85 mtos. Es un jugador polivalente. Fué el base titular en el triunfo de EEUU contra Francia.

STEPHEN CURRY: Escolta de 1,91 y jugador de los Warriors. Entra en la quiniela de los descartes.

ERIC GORDON: Escolta de los Angeles Clippers, de 1,91 metros. Otro de los que pueden abandonar el equipo. Su gran tiro de tres puede que le haga hacerse con un hueco. Su estreno internacional.

KEVIN DURANT: Alero de los «Thunder», de 2,06. Con 21 años y máximo anotador del último curso NBA. Contra Francia firmó 14 puntos. Ayuda en el rebote. Alero muy atlético.

DANNY GRANGER. Ala-pivot de los Indiana  Pacers de 2,03. Anotó 22 puntos en un entrenamiento contra China.

KEVIN LOVE: Pivot de los Wolves de Minnesotta, de 2,08. Fuerte en el rebote, pero poco anotador. Aporta fortaleza.

CH. BILLUPS: Es Base de los Nuggets de Denver, de 1,91. Es el veterano del equipo. Titular. Máximo anotador contra Francia, 17 puntos en 15 minutos.

DERRICK ROSE: Base de los Bulls de Chicago de 1,91. En un equipo plagado de bases. Apunta como el tercer base de la selección tras Billups y Rondo.

R. WESTBROOK: Escolta de los «Thuder» de 1, 91. Potencia física. No jugó contra Francia…

ANDRE IGUOLADA:  Alero de los «Sixers» de 1,98. Con esta estatura fue ala-pivot titular contra Francia. Sólo anoto 2 puntos, pero estuvo fuerte en defensa.

RUDY GAY: Alero de los Grizzlies de Memphis, de 2,03. Compañero del español  Marc Gasol. Máximo anotador contra Francia con 19 puntos. Puede jugar de ala-pivot.

LAMAR ODOM: Ala-pivot de los Lakers, de 2,08. Versatilidad de la que hablé antes. Ayuda dentro, y tiene buen tiro. Irregular, pero con talento.

TYSON CHANDLER: Pivot de los Mavericks de 2,15. Pivot duro, fuerte en defensa, algo tosco en ataque.

En definitiva, juego exterior con mucha clase, polivalencia en el juego exterior. Impredecible en el resultado que obtendrá en el Mundial, aunque al no venir las figuras, aún siendo favorito, no es considerado inalcanzable.

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PERSONAJES A.C.B.: WAYNE ROBINSON

«¡Qué petardo!! ¿de dónde habrán sacado este jugador?» . Asistía expectante al primer partido de pretemporada del Madrid, atraído como cada temporada por los nuevos fichajes.  El partido se celebraba en el antiguo palacio de los deportes de Barcelona, y ante nuestro máximo rival. Era el año 1983

El jugador al que me refería era un nuevo fichaje traído de Italia, no tenía referencias suyas. Este hombre venía avalado por unos años en Italia con unas estadísticas realmente buenas, pero en un equipo menor de la «Lega» como era el Trieste ( en uno de sus muchas denominaciones) y una experiencia poco exitosa en la NBA. Su nombre WAYNE ROBINSON. Pivot de 2,03 con cara de boxeador, y con sobrepeso en aquella pretemporada.

En aquel partido con el Barcelona no hizo honor a las estadísticas que le avalaba. No saltaba a por los rebotes, lento en las transiciones ataque defensa…Nada de tiro, un auténtido «bluff»..

Durante una parte de la temporada, la mejora del jugador fue  apenas perceptible, pero el algún momento de esa temporada, hubo un punto de inflexión en su rendimiento, y se produjo una conversión en el jugador, convirtiéndose en importante para el Real Madrid junto a Fernando Martín.

Tuvo más equipos en la ACB. Vamos a ver su trayectoria.

Prehistoria NBA e Italia

Nuestro protagonista, que nació el 19 de abril de 1958, fue un notable jugador de la Virginia Tech University –donde estudió Finanzas– y el puesto 31 en la segunda ronda del Draft NBA de 1980 por los Lakers lo atestigua. Fue aquella una elección de la que saldrían muchos futuros ACB –Ricky Brown (13), Reggie Johnson (15) y Brad Branson (43), entre otros–, aunque el número 1, Joe Barry Carroll, no tendría una carrera precisamente espectacular en la NBA. Sin embargo, Robinson no pudo jugar al lado de Magic Johnson y Kareem Abdul Jabbar, ya que sus derechos fueron transferidos a unos por entonces oscuros Detroit Pistons. En Michigan tuvo minutos (19,6 de promedio con 7,9 puntos), pero aquel era un equipo muy lejano a lo que serían los “Bad Boys” y ni se metió en los Playoffs (21-61 de balance).

“En aquel tiempo pocos jugadores de la NBA tenían contratos garantizados. En realidad, sólo las estrellas tenían ese privilegio. Una vez que fui cortado, pude haber esperado a que me reclamase otro equipo, pero no fue así y me fui a jugar a Italia”, cuenta.

Su destino fue Trieste, donde completó dos temporadas prácticamente idénticas que adelantaron los números que acreditaría en la ACB después: 17 puntos y 8,4 rebotes (1981-82) y 16,7 y 8,7 (1982-83). “Había jugadores internacionales como Bertolotti y Alberto Tonut y un entrenador de prestigio como Franco Lombarda. Fue una gran experiencia para mí recién llegado a Europa”. Pero un equipo de la zona media de la Lega era demasiado poco para él. Los cambios estaban por llegar del modo más visionario posible.

La llegada al Madrid

 
Wayne Robinson y Fernando Martín formaron una pareja letal bajo los tableros (Foto Gigantes del Basket)
 

“Una noche, estando en Trieste, vi por televisión un partido de la Copa de Europa entre el Simenthal de Milán y el Real Madrid. Le dije a mi mujer que yo tenía que jugar esa competición, pero no tenía ni idea de que acabaría siendo en el Madrid. Mi agente hizo un gran trabajo y fiché por el que entonces era el equipo con más éxito de Europa”. Aquel conjunto, entrenado por Lolo Sainz, era una máquina de hacer baloncesto en el viejo pabellón de la Ciudad Deportiva: una fórmula aparentemente sencilla mezcla de defensa inteligente, contraataque, el tiro exterior de Brian Jackson o Linton Tornes y, por supuesto, el indiscutible liderazgo de Fernando Martín. Robinson y él formaron una pareja interior terrorífica.

“Yo era joven, fuerte y estaba dispuesto a sacrificarme. En mi carrera, mi éxito vino por ser el mejor jugador de equipo. Hacía lo que fuese para que ganásemos”, revela. Con 13,5 puntos y 9,3 rebotes de su pívot norteamericano, el Madrid que ganó la primera Liga ACB (83-84) sólo perdiendo tres encuentros de los 28 de los que se componían las dos fases de la liga regular. Luego vino la polémica final ante el Barcelona, en la que Robinson fue testigo directo de la pelea entre Mike Davis, Iturriaga y Fernando Martín en el segundo partido. Los azulgranas no se presentaron al tercero y definitivo por no estar de acuerdo con las sanciones impuestas por el Comité de Competición.

“El baloncesto es un deporte físico, por eso hay veces en las que los sentimientos y las emociones chocan. Todos queríamos ganar”, afirma Robinson, que hoy en día se siente “muy afortunado” por haber jugado con “Martín, Iturriaga, Romay y Corbalán, que eran auténticos ídolos en aquel momento”.

Las dos siguientes ligas también las ganó, la primera de ellas (84-85) remontando en la final la derrota inicial ante el Ron Negrita Joventut y añadiendo una Copa del Rey a su palmarés (90-76, también a los verdinegros, en la mismísima Badalona). Su último ejercicio como madridista (85-86) también acabó con un doblete incontestable: en la liga únicamente perdió cuatro partidos en toda la campaña (ninguno en los Playoffs, culminando la final ante el Barcelona); en la Copa, anotaba 18 puntos ante el Joventut y se alzaba con el título en el Palau Blaugrana (87-79). Aquellas dos temporadas, además, se quedó a las puertas del triunfo en los primeros concursos de mates que se celebraron en España. El estudiantil David Russell lo superó por poco en los All Stars celebrados en Don Benito y Vigo, pero la contundencia de Robinson era por entonces difícilmente discutible.

 
El Granollers fue su segundo equipo en España (Foto Gigantes del Basket)
 

“Aquel Real Madrid puso el listón muy alto. Cada uno de los jugadores era diferente, pero todos eran únicos. No nos llevó nada de tiempo entender lo bien que jugábamos juntos. Cada uno desafiaba al otro a trabajar duro y conseguimos el éxito a través de la dirección de Lolo Sainz”, apunta ahora Robinson, que por entonces se las tuvo tiesas con el entrenador, del que llegaría a afirmar que estaba “anticuado”. Pese a cumplimentar dos temporadas casi idénticas en cuanto a promedios (16,1 pts y 7,4 rebs en la 84-85 y 16,0 y 7,4 en la 85-86), el Madrid decidió prescindir de él, buscando más kilos bajo los tableros con Brad Branson. No ganar la Copa de Europa fue la asignatura pendiente del baloncesto madridista de la época.

Granollers y la retirada momentánea

Wayne Robinson continuaba siendo un americano cotizadísimo en el verano de 1986 y el entonces Cacaolat Granollers le reclutó con la idea de hacerse un hueco entre los grandes. “Disfruté jugando allí. Fue increíble estar en el mismo equipo que Chichi Creus y Javier Mendiburu. Ganamos muchos partidos porque éramos listos y teníamos un gran líder como Chichi”, recuerda. De aquellos dos años también le queda la complicidad con el presidente Antonio Novoa, uno de los fundadores de la ACB y que fue clave en su llegada.

El club no consiguió su objetivo de meterse en semifinales ni en la 86-87 (18,4 pts y 7,4 rebs de Robinson) ni en la 87-88 (20,3 y 8,8), pero seguía confiando en él como una de las bases de su proyecto. La fusión con el Grupo IFA en 1988 abría excelentes augurios, pero entonces llegó el peor momento de la vida deportiva del jugador norteamericano.

 
Wayne Robinson lloró el día que tuvo que anunciar su retirada (Foto Gigantes del Basket)
 

“Me resultó difícil de creer, pero tuve que anunciar que me retiraba del baloncesto por problemas en el corazón. Regresé a casa, pero después supe que no era serio”, cuenta. La conmoción fue terrible con su precipitado adiós, anunciado en una rueda de prensa en la que no pudo evitar que se le saltasen las lágrimas ante los atónitos periodistas.

Estuvo dos años sin jugar, dedicándose a sus negocios en Estados Unidos, hasta que consiguió coger fuerzas para el retorno. Sin embargo, nada volvería a ser lo mismo. “Estaba entrenando bien en casa y quería ver si podía volver a jugar al mismo nivel anterior, pero pocos equipos me dieron la oportunidad”, lamenta. En la temporada 91-92 el TDK Manresa se la dio: vivía con su compatriota George Singleton y sustituyó a Lance Berwald durante seis partidos. “Todavía hoy les estoy muy agradecido por confiar en mí”, destaca. Su impacto fue algo menor (14,8 pts y 8,7 rebs) y no volvería a pisar una pista de la ACB. Al año siguiente consiguió un contrato con el Alcalá en la por entonces Primera División, pero la edad (34 años) y, sobre todo, la larga inactividad le pasaron factura. “Volví a ver a mis viejos amigos de Madrid e hice algunos nuevos. El equipo tenía potencial, pero como todo equipo en progresión, se necesita tiempo para desarrollar la química y ganar consistentemente. Una vez que acabó la temporada, supe que era tiempo para retirarme”.

El encuentro con Dios

Regresó a EEUU y fundó varias academias con una idea inspirada en lo que había visto en España: clases particulares para los alumnos que necesitan mejorar sus notas. Sin embargo, sus mayores esfuerzos los ha empleado en difundir la palabra de Dios.

“Fui ordenado pastor del New Millenium Christian Center (Centro Cristiano del Nuevo Milenio) en enero de 1996 bajo la guía del pastor Paul C. Willis. Mi tarea se centra en evangelizar a los jóvenes”, explica.

También tiene tiempo para ser presidente de Office of the Answer, una organización para favorecer el desarrollo de deportistas universitarios. Dirige además el North Carolina’s Governor’s Council of Physical Fitness and Health. “Lo importante tanto en la vida como en el deporte es el liderazgo, la diligencia, la determinación y el trabajo en el equipo”, añade. Su especialidad es ofrecer charlas a estudiantes y a jóvenes ejecutivos para que consigan motivación para completar sus retos.

 
Wayne Robinson es pastor en el Centro Cristiano del Nuevo Milenio
 

“El pastor Robinson es muy serio en lo que se refiere a la enseñanza y en aportar cosas a la comunidad”, afirma una de las numerosas páginas web sobre evangelización en la costa Este americana que hablan sobre él.

“Los jóvenes de hoy representan la fuerza más brillante de la actualidad, la generación más preparada que haya habido. Enseñándoles la palabra de Dios les dejaremos preparados para conocer la verdad”, agrega el propio Robinson en su versión más religiosa.

Europa y América

Aún vive en Greensboro con su esposa Renee Holland, con la que lleva casado 26 años, y tiene dos hijos, Blake, de 21, y Holland, de 13. Sigue de cerca el baloncesto, aunque no le guste la actual versión que da la NBA. “Los conceptos de equipo se han perdido. Muchos jugadores jóvenes quieren jugar como Kobe Bryant, Lebron James y Allen Iverson, pero eso no puede ser y ha afectado a la calidad del baloncesto universitario. Es importante que los entrenadores puedan enseñar fundamentos”, opina.

“El baloncesto europeo ha mejorado tremendamente. La distancia entre la NBA y Europa ha bajado mucho y esto es bueno. Ahora, al contrario de lo que ocurría en mi época, hay muchos europeos jugando en la NBA”, augura.

Para los seguidores españoles que le recuerden, sólo tiene palabras de agradecimiento: “Fueron momentos maravillosos. El baloncesto español seguirá mejorando y, como pasaba entonces, los jugadores de mi país siguen deseando jugar allí”, apostilla.

Javier Ortiz
(Redactor del Periódico de Extremadura)

 

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ALGO SE MUEVE EN EL REAL MADRID

De fracaso se puede catalogar el resultado de esta temporada para el Real Madrid de Baloncesto. La contratación del mejor entrenador de Europa, junto con una selección de jugadores elegidos por él, invitaban a unos resultados exitosos.

No pudo ser, es verdad que teníamos al mejor entrenador, y es cierto que los jugadores eran elecciones suyas, pero sólo a medias. Me explico: la selección fue del entrenador Messina, pero la mayoría de ellos fueron segundas y terceras elecciones,al no prosperar las primeras…Victor Claver, Ricky Rubio, Siskauskas..

Ahora parece que  se mueven con rapidez, con dificultades, sí, porque quieren, esta vez sí, fichan un elenco de grandes jugadores, pero parece que algo se mueve en el Real Madrid.

A la contratación de un nuevo Director en la sección, Juan Carlos Sanchez Lázaro, hombre de gran experiencia y que se une a los directivos Alberto Herreros y Maceiras, se ha unido las varias líneas abiertas de contratación que tiene el equipo. Unas contrataciones, si salen, ambiciosas, que les darán al equipo un extra de calidad que este año faltó.

Las negociaciones abiertas, algunas ya concretadas parece ser como las del base Sergio Rodriguez y el Pivot del Maccabi Dór Fischer, son:

SERGIO RODRIGUEZ: Éste es un base de 1,91 cm. que después de jugar en la ACB en las filas del Estudiantes, pasó a la NBA. Militó en los equipos de Portlan Trail Blazers y New York Nicks. Ha fracasdo quizá por su precipitación en dar el salto. De juego muy agresivo, rápido, y a veces anárquico. Parece que lo tiene hecho con el Madrid.

D´OR FISCHER: Es un pivot de 2,11, que viene a suplir las carencias del juego interior del equipo.  La popia web del Maccabi (su equipo actual), da por hecho su contratación.

NICOLA PEKOVIC: Pivot muy poderoso de 2,10 y 120 kg. Después de pasar toda su vida en el Partizán de Belgrado, pasó al Panathinaikos griego. La segura contratación de Fischer, le descarta.

TOMAS KELATI: Es un escolta tirador de 1,95 cm. Ha jugado en los equipos españoles de Unicaja y Valencia.  Son rumores los de su contratación, pero a mi entender, no da la talla como para prentender, como quiere el Madrid, dar ese salto cualitativo en su juego.

Ahora toca a los deseados, por los que está negociando realmente el Madrid, con todas las dificultades que entrañan sus contrataciones dada su calidad.

ANDRES NOCIONI: Alero de 2,01, en España jugó en el TAU de Vitoria. Dió el salto a la NBA, para jugar en los Chicago Bulls, Sacramento Kings. Y ahora éste equipo lo ha cedido a los Sixers de Filadelfia. El no se muestra muy cómodo en la NBA, y el Madrid podría utilizar esa posiblidad. Es necesario un reconocimiento escrito por parte del jugador de su no adaptación a la NBA para que le dejaran salir.

RUDY FERNANDEZ:  Alero de 2,00. Jugador de la cantera del Joventud de Badalona. Juega en la NBA, en los Portland Trail Blazers. Al igual que Nocioni, no está cómodo con su situación, y clama por un cambio…puede ser éste el Real Madrid.RUDY FERNANDEZ

ANDRES NOCIONI

 

D´or Fischer

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PERSONAJES ACB: BRIAN JACKSON

Biografía

Se formó como jugador en las filas de la Universidad de Utah donde jugó la temporada 1980/81. Fue elegido en la tercera posción de la segunda ronda del draft de la NBA de 1981 (26ª posición global) por los Portland Trail Blazers.

En el verano de 1981 decide dar el salto a Europa y ficha por el Cotonificio de Badalona de la Primera División española. Tras una temporada en el club catalán se marcha a la LEGA italiana donde en las filas del Carrera Venecia se finaliza la temporada como máximo anotador de la competición.

En la temporada 1983/84 regresa a España firmando un contrato por el Real Madrid conjunto con el que disputa las dos primeras ediciones de la liga ACB. Con el club blanco se proclamó dos veces consecutivas campeón de liga, además de lograr una Copa del Rey y una Recopa de Europa.

Tras su exitosa etapa como madridista, vuelve a fichar por un equipo de la Serie A2 italiana, en este caso el Segafredo Gorizia donde juega durante la temporada 1985/86.

En la temporada 1986/87 regresa una vez más a España fichando por el Magia de Huesca, equipo en el que permanecería durante seis temporadas hasta que en la 1992/93 firma un contrato por el que a la postre sería su último equipo como profesional, el Caja San Fernando de Sevilla.

[editar] Un histórico de la ACB

Durante su carrera en España, Jackson se convirtió por partida doble en histórico de la liga ACB al jugar más de 12.000 minutos y anotar más de 6000 puntos. En este último apartado estadístico, Jackson fue el primer jugador en la historia de la competición que consiguió superar dicha la barrera de los 6000 puntos anotados.[1] En total acabó con 8.635 puntos anotados en 392 partidos (22,0 de media) y aún a día de hoy es el tercer máximo anotador de la historia de la liga tras Alberto Herreros (9759) y Jordi Villacampa (8989).[2]

[editar] Trayectoria deportiva

[editar] Palmarés

  • 1983/84. Campeón de la liga ACB con el Real Madrid.
  • 1983/84. Campeón de la Recopa de Europa con el Real Madrid.
  • 1984/85. Campeón de la liga ACB con el Real Madrid.
  • 1984/85. Campeón de la Copa del Rey con el Real Madrid.
  • 1984/85. Subcampeón de la Copa de Europa con el Real Madrid.

Quién no recuerda aquella muñeca de uno de los mejores aleros altos que han pasado por la ACB. Pardo retrata la calidad técnica y humana del norteamericano mormón

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Llegué a Huesca en el verano de 1990, 18 años recién cumplidos y segundo base de un equipo con algún que otro veterano… pero el más ilustre sin lugar a dudas era un californiano mormón afincado en Utah, Brian Jackson.

Rivalidad infinita, Brian Jackson, Fernando Romay y Andrés Jiménez, a por todas

Con 13 años ya lo veía jugando por la “tele” con el Real Madrid, y ahora iba a ser compañero de equipo. Si viéndolo por la “tele” ya me parecía bueno, jugando a su lado aún me parecía mejor ¿Que por qué era tan bueno Brian Jackson? La pregunta puede tener muchas y variadas respuestas, pero la que creo que resume mejor todas ellas es que todo lo hacía fácil. No se complicaba la vida lo más mínimo. Tan sólo le bastaba una finta de salida para ganarle unos centímetros su defensor, espacio más que suficiente para armar su tiro. Casi nunca necesitaba más de uno o dos botes para poder levantarse con un mínimo de espacio y encestar, parecía muy fácil cuando se lo veías hacer a él, no tanto cuando lo intentaba cualquier otro… 

Recuerdo que después de los entrenamientos siempre se quedaba un buen rato haciendo sesiones de tiro. Me hacía quedarme a mí (el más joven del equipo…) para pasarle balones y acabar jugando 1 contra 1. Supongo que en este trabajo, como en cualquier otro, el trabajo, la constancia, el tesón, el empeño, la perseverancia o como lo queráis llamar, junto con el talento natural que tienen muchos jugadores, tiene gran parte de culpa del éxito o fracaso de tu vida profesional. A Brian Jackson le sobraba mucho de las dos cosas… trabajo y talento.

Plantilla del Magia Huesca en la temporada 91-92

Una de las cosas que considero importantes para que un jugador extranjero triunfe durante tantos años es la integración con el país, con el idioma, con la ciudad donde juega y por supuesto con sus compañeros. Un día en el vestuario, después de un entrenamiento, hasta oí “discutir” en castellano a Brian y Granger. Cualquiera que haya compartido vestuario con muchos jugadores americanos sabe de lo extraño de la situación. Además Brian nunca fue un jugador pesetero. 

Alberto Rubio (un pívot que era de Madrid, 4º pivot Huesca, no jugaba mucho con Iñaki Iriarte), Iván Pardo y Brian Jackson... pasando un día en el río

También recuerdo su especial habilidad para saber donde colocarse cuando en muchas de mis penetraciones a canasta estaba a punto de “comerme” el balón. Entonces siempre aparecía en una esquina de la cancha… con la suficiente ventaja para poder recibir el pase y tirar antes de que yo me estrellara contra la defensa y salvarme así de la bronca de mi entrenador que en esa época era Iñaki Iriarte, del que guardo un gran recuerdo. Esa jugada tenía un 70% de posibilidades de acabar en canasta, el 30% restante cogía el rebote Granger Hall y la metía “pa bajo” sin contemplaciones. Era un jugador inteligente al que le gustaba la responsabilidad del último tiro, de esos nunca ha habido muchos. Fueron los mejores años de baloncesto en Huesca con una pareja de americanos irrepetibles. 

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PERSONAJES ACB: MIRZA DELIBASIC

Le apodaban “Kindje”. Al parecer es un término intraducible en su idioma original pero atendiendo a la etimología de la palabra estoy convencido de que tiene algo que ver con amabilidad, generosidad o simplemente bondad. Y así era Mirza Delibasic. Su carrera deportiva y su vida personal están plagadas de detalles y anécdotas en los que hizo gala de esas cualidades. Un cáncer linfático acabó con su existencia el 8 de diciembre de 2001, cuando contaba tan solo 47 años. Las ganas de vivir las había perdido antes, cuando tomo la generosa decisión, una más, de permanecer en su casa, con su gente, en un tiempo en el que su país se deshacía en pedazos en medio de una guerra incomprensible mientras él veía morir a su familia y amigos e incluso se veía obligado a empuñar las armas. Su vida deportiva se había extinguido mucho antes, a finales del verano de 1983 cuando le sobrevino un derrame cerebral que dejo su cuerpo medio paralizado y del que nunca llegó a recuperase totalmente.
Como deportista ganó todo lo imaginable. Fué campeón olímpico, de Europa y del Mundo con la selección yugoslava, de la que formó parte junto a una generación de jugadores geniales cuyo legado se ha perpetuado en el tiempo. Asombró al mundo del baloncesto con su juego alegre y vistoso y siempre pensó que era posible ganar y al mismo tiempo dar espectáculo. Con 1,97 de estatura jugaba de escolta o alero pero su manejo de balón y su visión de juego superaba con creces a la de cualquier base de la época. Era un tirador magnífico, con una efectividad desquiciante, aunque se le recuerda sobre todo por sus asistencias. Las daba de todos los colores: por la espalda, por debajo de sus piernas, de las del contrario, mirando a la grada, de lejos a una mano estilo cuchara, incluso desde su campo, tipo lanzamiento de beisbol o con bote previo en el parquet. En definitiva, hacía cosas que nunca nadie hizo antes en Europa y que nadie ha hecho después. Fue un jugador adelantado a su tiempo.
En otros aspectos no parecía yugoslavo. No se alteraba, ni intentaba sacar de sus casillas al rival. Ya tenía otros compañeros que se encargaban de eso. Él al rival lo descentraba con su juego y lo maravillaba, igual que a los espectadores, tanto propios como rivales.

En el Real Madrid jugó y asombró dos temporadas, la 81-82 y la 82-83. Su salida del equipo fue un gesto más de generosidad. Con contrato en vigor, antepuso el bien del club al suyo propio y dejó voluntariamente el equipo, que necesitaba su plaza de extranjero para reforzar el juego interior. Curiosamente esa plaza la ocuparía Wayne Robinson. En ese momento podría haber fichado por cualquier equipo. Toda Europa le quería, pero eligió el Indesit Caserta. Precisamente haciendo la pretemporada con este equipo le sobrevino el terrible accidente vascular y con sólo 29 años tuvimos que aceptar que jamás iba a volver a pisar una cancha.

Pocas veces la vida se ha portado tan mal con alguien tan bueno. Pocas veces en la historia del deporte alguien que ha entregado tanto ha recibido tan poco. Por eso si hay un Dios que proteje a los deportistas yo reniego de él y lo maldigo. Lo maldigo por olvidarse de Mirza. Lo maldigo por asistir impasible a su sufrimiento. Lo maldigo por privarnos de su magia. Lo maldigo por no permitirnos devolverle ni una pequeña parte de lo que él nos dio.

Mirza Delibasic. El mejor jugador europeo de todos los tiempos. Y tambien la mejor persona.

Mirza, antes de dedicarse al baloncesto, era un gran talento tenístico. Llegó a ser campeón de Bosnia-Herzegovina en categoría junior, pero con 15 años decidió cambiar de deporte. Dicen que dos cosas influyeron sobre su decisión. Según Vladimir Stankovic, un hombre que siguió suv ida muy de cerca, a un torneo en Checoslovaquia mandaron un chaval mucho peor que Mirza, pero cuyo padre era un importante político local. Mirza sufrió la primera injusticia en su carrera. El segundo motivo fueron las condiciones: en su Tuzla natal, el tenis se podía practicar sólo durante del verano, en pocos terrenos y todos abiertos. En otoño de 1968 entró en el pabellón donde entrenaba el “Sloboda”, el club local. Cuatro años más tarde, en el verano de 1972, salió rumbo a Sarajevo ya como un gran talento, como un futuro crack por cuyos servicios luchaban los clubs más grandes de la antigua Yugoslavia.

El éxito desde muy joven
La selección de Yugoslavia ganó el primer Europeo en categoría cadete, disputado en Gorizia (Italia). El seleccionador era Mirko Novosel y su quinteto inicial lo formaban Dragan Todoric (Sloga, Kraljevo), Dragan Kicanovic (Zeleznicar, Cacak), Mirza Delibasic (Sloboda, Tuzla), Mirko Grgin (Jugoplastika, Split) y Rajko Zizic (OKK Belgrado). Un quinteto con jugadores, salvo Grgin, de equipos muy modestos: en breve todos acabarán en los grandes. Kicanovic y Todoric en el Partizan, Delibasic en el Bosna y Zizic en el Estrella Roja. En el grupo, Yugoslavia perdió ante Italia por 54-59 pero en la final devolvió la deuda con intereses: 74-60. El máximo anotador del equipo en el torneo fue Mirza Delibasic con 99 puntos, por delante de Dragan Kicanovic con 90. Un año más tarde toda Yugoslavia había visto a Mirza Delibasic y sus compañeros. En Zadar (Croacia) se jugó el campeonato Europeo junior, la televisión estatal retransmitió todos los partidos y los amantes del baloncesto disfrutaron con el evidente talento de una generación de estrellas.

Todos los grandes querían a los “juniors de oro”, ya que Partizan había reclutado a Kicanovic y Todoric pero pujaba también por Delibasic para completar una plantilla con mucho futuro. Este mismo año había venido Drazen Dalipagic desde Mostar. Delibasic estaba dispuesto a irse a Belgrado, pero la Federación dijo que “no”. Partizan ya tenía dos talentos de la misma generación. Quizá ese día se puso el ladrillo más importante en la construcción de un club que subió de Segunda división ese mismo año (1972), que en seis años sería campeón de Yugoslavia y un año más tarde ya en 1979 en Grenoble (Francia), se proclamaría Campeón de Europa.

Jugador generoso
Era un jugador generoso, le gustaba ganar pero era aún mejor si podías hacerlo divirtiéndote. Su baloncesto tenía este reconocido espíritu de la famosa escuela yugoslava. Ganamos varios títulos pero la culminación fue la gran final en Grenoble, ante el Emerson Varese de Dino Meneghin y Bob Morse. Sarajevo les recibió como unos auténticos héroes, Bosna era el primer equipo yugoslavo que ganó la Copa de Europa.

Europa Se lo disputaba; él eligió al Real Madrid
Mirza Delibasic marcó toda una época en el baloncesto balcánico, donde ganó casi todo lo que estaba en juego. Por eso, muchos de los grandes equipos europeos intentaron hacerse con sus servicios, aunque fue el Real Madrid el elegido por el jugador. Vladimir Stankovic, que vivió con él su última visita a Madrid, nos ofrece una particular visión de este «último romántico del baloncesto»

Tras ganar (casi) todo lo que se podía ganar en Yugoslavia, incluso las ligas de 1978 y 1980 y la Copa de 1976, Mirza en el verano de 1981 firmó por el Real Madrid. Podía haber fichado por quien quisiese, le buscaban todos los clubes más grandes de Europa, pero él eligió Madrid. En sólo dos años ganó la Copa Intercontinental en 1981 y la Liga Española en 1982, pero también ganó simpatías y amigos para siempre. En la temporada 82-83 coincidió en el Real Madrid con su gran amigo Drazen Dalipagic quién jugó sólo la Copa de Europa ya que el reglamento interno permitía sólo un extranjero mientras en las competiciones de FIBA permitían jugar a dos. En Zagreb todavía hablan sobre un partido ante Cibona cuando “la doble D” metió 63 puntos, uno 33 y el otro 30. Dejó Madrid por su propia voluntad, con contrato en vigor. Al final de la temporada 82-83. El Real Madrid buscaba un hombre alto, pero el puesto de extranjero estaba ocupado por Mirza. Un día se dirigió al entrenador Lolo Sainz:
-Me voy, el club necesita un pívot – dijo con su tranquilidad habitual y el mismo día, pagando en metálico, se hizo socio del Real Madrid. Dejó un montón de amigos y un enorme cariño del público.

Las ofertas no le faltaban, tenía 29 años y muchas temporadas por delante. Eligió el Indesit de Caserta por su amigo y entrenador preferido, Bogdan-Bosha Tanjevic. En agosto, durante el “stage” de pretemporada, sufrió el derrame celebrar. Desde un primer momento estaba claro que su carrera había terminado, pero quedaba la lucha por su vida. Su recuperación fue en Belgrado, en un famoso hospital militar, y fue lenta pero con éxito. Cuando salió tenía muchas posibilidades de vivir muchos años, pero los médicos fueron claros: tenía que cuidarse mucho, llevar una vida tranquila, ordenada, nada de tabaco, nada de alcohol… Desoyó a los médicos desde el inicio, fiel a su fatalismo.

La guerra balcánica acabó con él
Allí, en Sarajevo, rodeado por sus amigos, le pilló la guerra. Como casi todos en Bosnia-Herzegovina, no creía que la guerra afectaría su territorio, ni siquiera cuando estalló muy cerca, primero en Eslovenia y después en Croacia. Pero el 6 de abril, en el mismo día en que el Bosna fue recibido como campeón de Europa en 1979 y tan sólo 13 años más tarde, estalló. Mirza se quedó allí, en Sarajevo, sufriendo bombardeos diarios como todos los ciudadanos. Aprovechó la oportunidad de mandar su mujer y su pequeño hijo Danko a Trieste, por supuesto a casa de Bosha Tanjevic, pero él se quedó y siempre volvía. Salió con la selección Bosnia para el Europeo de 1993 en Alemania, pero volvió para estar con su gente.

Regreso a Madrid
En su última visita a Madrid, su hijo Danko conoció el cariño de los aficionados hacia Delibasic. Siempre que podía recababa información del Real Madrid y sus amigos Brabender, Corbalán, Rullán… Apreciaba mucho la ayuda del Real Madrid durante la guerra. Cuando en el otoño de 2000 arrancó la nueva Euroleague, no tardé ni dos minutos en convencer a Jordi Bertomeu, el consejero delegado, que Mirza Delibasic sería un invitado ideal para el partido inaugural que el 16 de octubre de 2000 jugaban el Real Madrid y Olympiacos. Quedaba el trabajo más complicado: convencer a Mirza. Ya sabía que se movía poco y que no le gustaba viajar.
– ¿Puede ir conmigo mi hijo Danko, que tiene 15 años?
Mirza finalmente llegó, acompañado por su hijo. Estaba muy contento. Otra vez en Madrid, su Madrid. Entre amigos. Su hijo, un chaval con ojos grandes y muy abiertos, vivía con una inmensa ilusión todo que rodeaba a su famoso padre. Y entendí porqué Mirza quería llevar a Danko: sabía que era su última visita a Madrid y quería enseñar a su hijo sólo una parte de lo qué él vivió en la capital española 20 años antes. Teníamos previsto que Mirza bajase desde el palco en “su” pabellón “Raimundo Saporta” hasta el centro del campo cuando el “speaker” oficial anunciase su presencia, pero me pidió quedarse en el palco. Su pierna ya no soportaba las escaleras… Cuando se anunció su presencia, el aplauso, muy cariñoso, duró unos varios minutos. Danko miraba con los ojos abiertos… Pudo comprobar que todo lo que había oído sobre su padre era maravillosamente cierto.

Unos 14 meses más tarde , el 8 de diciembre de 2001, Mirza murió. Tenía sólo 47 años, pero él -con su especifico y negro sentido del humor – bromeaba que “había vivido el doble”, la mitad de día y la otra mitad de noche… Su entierro reunió a toda la ex Yugoslavia, muchos de sus compañeros de todas partes vinieron para darle el último adiós.

Mito de la selección
Una vez que Mirko Novosel cogió a la selección absoluta para el Europeo de Barcelona en 1973, inmediatamente incorporó a Kicanovic y Jerkov (más Dalipagic y Slavnic que “saltaron” de las categorías inferiores), Mirza Delibasic tenía que esperar al Europeo de Belgrado (1975) para debutar con la selección absoluta. En el Mundial de San Juan (Puerto Rico) en 1974. había sido el “jugador numero 13”, viajaba con el equipo pero no pudo jugar. Durante los siguientes siete años hasta 1982, ganaría dos medallas de oro, una medalla de plata y otra de bronce en los europeos, plata y oro en los olimpiadas de Montreal y Moscú, oro y bronce en los Mundiales de Manila 1978 y Cali (Colombia) 1982, además de oro y plata en los Juegos Mediterráneos de 1975 y 1979. Nueve de nueve medallas posibles en 7 años, sin fallo alguno, dos europeos, un mundial y unos Juegos Olímpicos incluidos. Mejor, imposible.

Historial
Mirza Delibasic
09-01-1954, Tuzla – 08-12-2001, Sarajevo

Trayectoria
1968-1972 Sloboda Tuzla
1972-1981 Bosna Sarajevo (unos 700 partidos y unos 14.000 puntos)
1981-1983 Real Madrid

Titulos con Bosna
Campeón de Yugoslavia 1978 y 1980
Campeón de Copa 1976
Campeón de Europa 1979

Títulos con el Real Madrid
Copa Intercontinental 1981
Liga española 1982
Títulos con las selecciones yugoslavas:
Campeón de Europa cadete 1971 en Gorizia (Italia)
Campeón de Europa junior 1972 en Zadar (hoy Croacia)
Campeón de Europa 1975 en Belgrado (Yugoslavia) y 1977 en Liega (Bélgica)
Campeón del mundo 1978 en Manila (Filipines)
Campeón olímpico 1980 en Moscú (URSS)
Sub-campeón de Europa 1981 en Praga (hoy Chequía)
Medalla de bronce el Europeo de 1979 de Torino (Italia)
Medalla de plata en Olimpiada de Montreal 1976
Medalla de bronce en el Mundial de 1982 en Columbia
Campeón de los Juegos Mediterráneos 1975 en Algeria
Sub-campeón de Juegos Mediterráneos 1979 en Split
Campeón de los Balcanes 1974 y 1979

Internacional
Con la selección absoluta jugó 176 partidos (147 victorias, 83,5%), 1759 puntos.
Con la selección “B” jugó 11 partidos y anotó 59 puntos.
Con los juniors jugó 11 partidos y marcó 197 puntos.
Con la selección cadete en 7 partidos anotó 99 puntos.

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PERSONAJES ACB: ESSIE HOLLIS

Otro icono del baloncesto ACB en sus comienzos. Un ídolo para mí. Tan espectacular como Nate Davis, quizá con muchos más fundamentos y con menos tiro que Davis, pero su salto, su capacidad atlética, fueron similares

Son jugadores tanto Davis como Hollis, que uno no se explica cómo no formaron parte de equipos de más renombre. Nunca sabremos si fueron los equipos los que no querían a este tipo de jugadores por lo anárquico de su juego, o fueron los jugadores los que rechazaron estas propuestas por no querer encorsetarse a a sistemas y a la disciplina de sistemas que un equipo grande debe tener.

El caso es que nunca podremos saber cómo se hubiese desarrollado la historia del club grande que le hubiera contratado, o la carrera de cada uno de ellos, de haber formado parte de equipos de élite.

Personalmente creo que este tipo de jugadores podrían adaptarse a cualquier equipo y a cualquier sistema, por inteligencia, capacidad física y fundamentos…Nos quedaremos con esa eterna duda, mientras tanto, conoced más del personaje.

Su altura no le sirvió para destacar en sus inicios en el baloncesto. De hecho, Essie Hollis recibió de su entrenador el consejo de que lo abandonara. Sin embargo, decidió vengarse de todos aquellos que se habían reído de él y, tras horas de entrenamiento en las calles, logró promediar 38 puntos en su primer año de high school. Así comenzó la leyenda de «El Helicóptero». Su primera oportunidad le llegó de España, donde disputó la temporada 1977-78 con el Askatuak y, a partir de ahí, forjó una impresionante trayectoria en la que siempre destacó como anotador. Quique Peinado nos revela todos los secretos de este gran jugador en un nuevo capítulo de la serie de Históricos de la Liga Nacional

Essie Hollis fue una de las máximas figuras de la Liga española (Foto Gigantes del Basket)

Era tan enclenque y tan torpe que era el último mono de su equipo del colegio. Aunque medía 1.90, apenas promediaba dos puntos por partido en el Gridley Junior High. Sus amigos se reían de él y su entrenador le decía que lo dejase. De hecho, cuando éste tuvo que promocionar a algunos de sus jugadores para que fueran a high schools no reparó en Essie Hollis: «Si quieres míralo, porque es alto, pero no vale», dijo. Entonces Essie, el mayor de nueve hermanos de una familia humilde, decidió que sería el mejor jugador posible para vengarse de sus amigos. El verano en el que acabó el noveno curso empezó su plan: jugaría tanto al baloncesto y sería tan hábil que callaría la boca a todo el mundo. En su cabeza estaba humillar a los que se habían reído de él. Así, iba a un playground de cerca de su casa a las ocho de la mañana y no regresaba hasta la una de la madrugada. Así todos los días. Por su cuenta luego entrenaba el bote con pelotas de tenis e incluso de ping pong y ganaba fuerza (y algo de dinero) recogiendo la basura con un amigo suyo, cargando barriles de 50 galones. Como tenía que cuidar de sus hermanos, se los llevaba al parque para que cogieran los rebotes de sus interminables sesiones de tiro, ése tan poco ortodoxo que se fue creando él solo.

En el siguiente curso, ya en el high school, jugó con el equipo de primer año del instituto. El tal Hollis, al que nadie conocía, promediaba 38 puntos. «Aquel verano tengo calculado que jugué el equivalente a tres temporadas», dice hoy riendo. Su venganza se había consumado y empezaba el asalto a una carrera mítica que le llevó a ser una de las grandes leyendas de nuestro baloncesto. Había nacido «El Helicóptero».

El profeta señor Hogan

En mis intentos de contactar con Essie Hollis le envié un e-mail. Su primera respuesta fue: «Perdona que escriba sin puntuacion, pero te escribo desde un teclado americano». Ahora, Hollis se gana la vida como profesor de castellano para niños de 5 a 11 años. Jugó 10 temporadas en España y se convirtió en un mito en nuestras canchas.

Sin embargo, Essie no sabía nada de España cuando en el 77 le llegó una oferta del Askatuak de San Sebastián. Tanto, que cuando estaba en el instituto el profesor de castellano, el señor Hogan, siempre le decía que se apuntase a sus clases y Hollis no lo veía muy claro. «Pensaba que no me iban a servir de nada. De hecho, estudié dos años en el instituto y uno en la universidad diciéndome: «¿Para qué estoy haciendo esto?». Y mira, la primera oferta que me llegó fue de España», nos cuenta.

En aquel momento la carrera de Hollis no estaba muy clara. Tras ganar el Torneo NIT con la Universidad de St. Bonaventure (un campeonato mucho más prestigioso de lo que es ahora) fue escogido con el número 44 en el draft por los New Orleans Jazz, que lo cortaron en el rookie camp. En estas que andaba el Askatuak buscando un «segundo americano» para la campaña 77-78, en la que se había ganado el derecho de disputar la Copa Korac. Para jugar las dos competiciones ficharon al «bueno» de los dos, Ken Beasley, un 2.17 metros. El dinero que les sobró iría para el segundo, que jugaría sólo en Europa. Josean Gasca le pidió a Jim McGregor, un conocido intermediario y entrenador, que le buscara un jugador, y eligió a Essie. «Nada más verlo jugar nos dimos cuenta de que era un hallazgo, una maravilla. Driblaba, tiraba, pasaba… ¡Y qué físico! Hacía cosas que no habíamos visto jamás. Enseguida supimos que el bueno era él», cuenta hoy Iñaki Almandoz, uno de los fundadores del club donostiarra. Aquella primera temporada fue brutal: «Fue un año fabuloso, jugué como si estuviera en un sueño. Además, mis compañeros eran geniales, todavía intercambio e-mails con muchos de ellos. La ciudad me encantó, San Sebastián es un sitio para quedarse. Cuando no tenía nada que hacer me iba a la playa de La Concha y me encantaba. Creo que no bajé en ningún partido de los 30 puntos», dice Hollis. Promedió 39.2 tantos por encuentro. Brutal, descomunal. Un día, contra el Joventut en Copa, metió 61 puntos. «Me quedé a uno de Szczerbiak. Aquel día me defendieron Filba, Margall y Juan Ramón Fernández, pero estaba en racha. Salía del poste bajo, me giraba y las metía todas. 16 seguidas, creo, y algunas desde más allá de 6.25, aunque por entonces no había línea de tres. Perdimos 90-93», recuerda con impresionante precisión.

Otra vez las risas

Al verano siguiente se fue a probar con loa Detroit Pistons. «Llegué al campus y me preguntaron cuántos puntos por partido había metido ese año. Respondí que 40, y todo el mundo se reía de mí», cuenta Hollis. De nuevo necesitaba vengarse. «En los primeros partidos promedié 33. Ya me miraban con otra cara», añade. No sabían bien aquéllos que esa no era la manera de anular a Hollis. Quien sí la encontró fue Dick Vitale. El, desde hace más de dos décadas, analista de la ESPN iba a entrenar en la 78-79 a los Pistons, su única experiencia NBA, después de haber entrenado a la Universidad de Detroit. En el campus para elegir jugadores estaban Terry Tyles y John Long, ex jugadores suyos en el college, y Vitale tenía claro que los quería a ellos a toda costa. «Me dijo: «No sé qué voy a hacer contigo. Te quiero cortar porque voy a elegirlos a ellos dos, pero a los dueños del equipo les gustas más tú». Así que lo que hizo fue ponerme en el mismo equipo que ellos y no me pasaron una», cuenta Hollis. Se fue a la CBA, a los Rochester Zeniths, y era el máximo anotador, reboteador y taponador cuando los Pistons le volvieron a llamar. Jugó unos meses y de nuevo prescindieron de él. Regresó a Rochester y lo hizo campeón de la Liga Continental. Era el momento de regresar a Europa.

Tras un año en Italia (Chieti), volvió a España para jugar dos años en el Areslux Granollers (80-82). Su regreso a la Liga Nacional fue la portada del número 1 de la legendaria revista «Nuevo Basket», un día histórico para el baloncesto español. En el artículo que escribió Franco Pinotti se hablaba del nuevo Essie, menos atlético –menos Helicóptero– por una lesión pero más inteligente, tratando de aportar a un equipo en el que ya no era el único referente: «(…) Hollis sabe que no lo tenía que hacer todo personalmente. Hay ahora quien le puede respaldar con eficacia, quien defiende, quien sabe entenderle. Y Essie, jugador inteligente, ha sabido amoldarse a esta nueva situación. Ya no fuerza el tiro; su abanico de soluciones técnicas es micho más amplio». Ángel Palmi, actual director deportivo de la FEB y por entonces (80-81) entrenador del Areslux recuerda que «habíamos perdido a Creus, fichado por el Barça, y él vino a intentar cubrir su hueco. Y causó un impacto grandísimo en la afición, que ya estaba acostumbrada a ver baloncesto de elite pero no a ese nivel. Era un jugador que vivía a otro ritmo en la pista. Daba pases que sus compañeros no veían y perdía muchos balones por eso. Mi esfuerzo iba encaminado a que viera que tenía que bajar el pistón para que el resto pudiera seguirle». Fue un adelantado a su tiempo. Un jugador con tantas dimensiones que terminó siendo un incomprendido. «Mi segundo año en el Areslux era el segundo máximo anotador del equipo tras Mendiburu. Él era buenísimo: metía 27 puntos por partido y yo, 24 y unas siete asistencias. Yo estaba contento con mi juego, pero un día me llama mi agente y me dice que me van a cortar si no meto más puntos. Yo no lo entendía, pero hice lo que me pedían. ¿Quieren puntos? Pues en los tres siguientes partidos hice 46, 45 y 48. Y echaron al entrenador, Pedro Zorrozúa», recuerda Essie. De él se decía que era egoísta, que condicionaba el juego demasiado. Mikel Cuadra, compañero suyo en Vitoria y León y hoy genial columnista en el diario «El Correo», le da la vuelta a la tortilla. «Era tan imaginativo que para el entrenador metódico era un fastidio. Yo le he visto dar pases por debajo de las piernas y hacer alardes físicos como ponerle un tapón a Romay arriba del todo y sentarlo. Lo tenía todo, pero si el entrenador decía que había que hacer la 4 y él veía que haciendo la 3 la iba a meter, hacía la 3. Lo suyo era anarquía, pero una anarquía maravillosa. Yo creo que por eso jugó tantos años en Primera B, donde el baloncesto era mucho más libre que en la ACB». Cuadra recuerda que «en el entrenamiento te decía: «Me voy a ir por la derecha», y te pusieras como te pusieras se iba». En la cancha lo hacía alguna que otra vez. Demasiado para las cabezas de algunos entrenadores.

Recuerdos imborrables

Hollis seguiría impartiendo magisterio en Vitoria (83-85), Askatuak (85-86), León (86-88), Syrius Mallorca (88-89) y Hospitalet (media temporada 89-90, después de regresar una vez se había retirado). Protagonizó algunos de los duelos más maravillosos que se recuerdan con Nate Davis –»Él era una especie de dios entonces, lo admiraba mucho», dice Essie– y dejó en las retinas de la gente demasiadas imágenes bellas como para olvidarlas –»Me da mucha pena que no tuviéramos por entonces una cámara súper 8. Su primer año en Donosti hizo cosas inolvidables. Él hizo los primeros alley oops del basket español», rememora Iñaki Almandoz–. Siguió volviendo por España, a campus en San Sebastián, Vitoria y León, pero el recuerdo de todos los que lo conocieron es de la excelente persona que fue. Iñaki Garayalde recuerda una anécdota muy gráfica: «Jugábamos en Granollers y de Barcelona a allí nos cayó una nevada tal que nos dijeron que nos vistiéramos en el autocar, que no llegábamos y que teníamos que ir andando. Y allá que fuimos, todos pensando en el partido y en que no nos daba tiempo. A Essie, sin embargo, sólo le preocupaba la gente que se iba quedando tirada por la carretera. Ayudamos a todos. Imagínate la estampa: vestidos de jugadores, él con su afro y yo con una barba que parecía el Yeti. Al llegar a la pista nos tuvieron que dar friegas con alcohol, estábamos congelados de meternos en la nieve a ayudar a la gente. Luego perdimos el partido con él fallando el último tiro. Sin embargo, Essie sólo preguntaba si la gente de la calle estaba bien. Él es así».

Actualmente Hollis vive en Florida. Solía jugar pachangas hasta que en una le golpearon un ojo y le desprendieron la retina. Lleva dos operaciones y ha perdido la visión de ese ojo temporalmente; se encuentra en proceso para recuperarla. Sin embargo, vive volcado en su hijo Damian. Ha terminado el high school y le han llamado más de 50 universidades, algunas dirigidas por viejos conocidos suyos, como Boston College (a la que entrena Al Skinner, ex del Joventut). En su barrio le siguen llamando «Bee» (Abeja) como toda la vida y poca gente sabe que es una leyenda en España. Cultiva una memoria prodigiosa (y dice, además, que el jugador que mejor le defendió fue Indio Díaz) y ayuda a su hijo. «Déjame que te cuente algo de los jugadores estadounidenses. Aquí hacen un crossover y la gente se vuelve loca. Yo le digo a mi hijo que piense el baloncesto, que no se quede en lo físico. Y es bueno físicamente, ¿eh?, que es el que más tapones hace de su equipo, donde hay un siete pies… Muchas veces nos hemos peleado por eso, pero vale la pena. Si trabaja, puede llegar a la NBA», dice Essie.

Hollis hizo su último mate hace cuatro años, un «in your face» jugando contra su hijo en San Sebastián. Dice que no ha vuelto a hacer otro. «Tío, es que duele mucho. Hay que poner a funcionar músculos que hace años que no se mueven», dice riendo. Hace unos días se volvieron a reunir todos los que jugaban en el playground en el que Essie se vengó del baloncesto. Ahora, el profesor de castellano es el que manda. Ha sido profesional y, aunque nadie lo sepa, por aquí es una leyenda. La venganza la disfrutamos nosotros. Gracias, Essie.

FICHA PERSONAL

Essie B. Hollis
Erie, Pennsylvania (USA). 16/05/1955. Alero, 1.98 m

Trayectoria deportiva
– 1976-77 : St. Bonaventure College
Elegido por New Orleans en 2ª ronda del draft de 1977 ( nº 44 )
– 1977-78 : Askatuak
– 1978-79 : Detroit Pistons (NBA) y R ochester Zeniths (CBA)
– 1979-80 : Rodrigo Chieti ( Italia )
– 1980-81 : Areslux Granollers
– 1981-82 : Areslux Granollers
– 1982-83 : Lebole Mestre ( Italia )
– 1983-84 : ARABATXO BASCONIA
– 1984-85 : CAJA ALAVA
– 1985-86 : Askatuak San Sebastián ( Primera B )
– 1986-87 : Elosúa León ( Primera B )
– 1987-88 : Elosúa León ( Primera B )
– 1988-89 : Syrius Mallorca ( Primera B )
– 1989-90 : Cirsa Hospitalet ( Primera División )
Se incorpora al Hospitalet a media temporada, después de estar retirado, sustituyendo a Russell Cross.

Logros individuales
– Máximo anotador de la Liga Española con Askatuak con 862 puntos ( 39.18 por partido ) en la temporada 1977-78
– Segundo máximo anotador de la Liga ACB con el Arabatxo Basconia con 761 puntos en la temporada 1983-84.

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PERSONAJES DE LA ACB: NATE DAVIS

Quisiera hacer de este blog, una forma de vivir el baloncesto, a través de noticias, crónicas, opiniones y biografías de los protagonistas.

Aquí nos vamos a centrar sobre todo de la liga de baloncesto española con algún guiño a la europea. Y muy poco hablaremos de la NBA, salvo que haya algo digno de mencionarlo..

Vamos a empezar una galería de jugadores cuyo paso por la liga ACB han dejado algún tipo de huella en el aficionado. Y lo vamos a hacer con un jugador que para mí, ha sido uno de los más espectaculares y completos que han visitado nuestras canchas, el norteamericano Nate Davis

                               NATE DAVIS

¿Por qué era tan bueno Nate Davis? Por Anicet Lavodrama
Anicet Lavodrama – 02 de abril de 2008 a las 00:00 – 10581 lecturas – 13 comentarios

El histórico Anicet Lavodrama nos deleita con un relato vivido junto a uno de los míticos jugadores de la historia de la ACB: Nate Davis, probablemente, el hombre que trajo los Alley Oops a España
Llegué a España al Clesa Ferrol en noviembre del 1985 y mi compañero extranjero de equipo fue Nate Davis (único jugador incluido por Solobasket tanto en la lista de mejores matadores, como en la de mejores tiradores de la historia de la Liga ACB). Para mi, cómo novato (tenía 22 años) en la liga española e iniciando una carrera profesional, fue una suerte encontrarme a Nate.

Es clave para todo joven jugador tener a un compañero de equipo extranjero como tú, con experiencia en la liga y con una forma de ser no conflictiva, que se haya adaptado muy bien al nuevo entorno donde uno tiene que vivir y hacer su vida.

Con todo esto, Nate era un ganador, y un portento del baloncesto. Sabía a la perfección cuál era su rol y su papel como líder, como anotador y modelo para otros.

Las grandes virtudes de Nate eran su tremenda concentración e instinto para anotar desde todas las distancias, ¡¡¡y una capacidad de salto descomunal!!!

Aquel mate que nunca olvidaré

Una anécdota: en uno de mis primeros partidos, fue contra el Barcelona, después de un tiro fallido nuestro, Nate y yo fuimos al rebote ofensivo. El balón cayó al suelo y Nate se agachó estando de espaldas al aro. Agarró el balón con las dos manos y de un solo impulso se elevó e hizo un mate de espaldas que daban ganas de decirle «Nate, por favor, ¡¡puedes volverlo a hacer!!» Cómo le dijó Magic Johnson al Dr. J. Una cosa de locos cómo diría el Pampa ¡¡¡INCREIBLE!!!

Nate no ponía mucho el balón en el suelo para botar. Tenía un excelente «timing» para esperar el momento idóneo y aprovecharse de un bloqueo o con su explosividad fintar a su defensor, salir a coger el balón y elevarse directamente para un tiro en suspensión desde cualquier distancia. Estoy seguro de que hubiera superado muchos records de anotación si se hubiera implantado la línea de tres puntos mucho antes.

Sólo ponía el balón en el suelo botando cuando había que ayudar a subirlo bajo una presión a nuestros bases y, sobre todo, cuando quedaban pocos segundos y necesitábamos una canasta para igualar o ganar. Allí Nate estaba en su propio «firmamento». Los grandes jugadores buscaban este momento, y Nate es/fue obviamente uno de los grandes.

Su punto débil

Las lagunas que podría tener eran en sus fundamentos defensivos donde se mantenía, quizás, demasiado erguido para defender a un 2 o un 3 como él que en general manejaban muy bien el balón con el peligro de rebasarle con facilidad.
Pero Nate suplía esta debilidad con un instinto y reflejos extraordinarios para saltar a interceptar el balón o poner un tapón.

Igualmente, era un líder silencioso en el vestuario y en la cancha. Querría que sus compañeros confiasen en él para los momentos difíciles y emanaba de él una serenidad admirable.

Deseo que todo jugador joven tenga un veterano compañero cómo Nate Davis en su equipo, sobre todo al principio de su carrera.

NOTA: Igor Minteguia está trabajando en un nuevo estudio de los 50 históricos ACB en el que será incluido este escrito.

«Este tío es un extraterrestre». Esta frase de Mario Pesquera define lo que fue Nate Davis en el baloncesto español, algo nunca visto, inhumano. Saltaba como nadie y jugaba como pocos habían hecho en la historia de la Liga Nacional. San Sebastián, Valladolid, Santiago de Compostela y Ferrol tuvieron el privilegio de contar con un jugador que marcó una época, pero que llegó a España tras haber abandonado el baloncesto y ejercer como ayudante de sheriff. Quique Peinado nos cuenta la increíble historia de el extraterrestre en la quinta entrega de la serie de Históricos de la Liga Nacional

«En ataque era algo descomunal. Cuando tiraba saltaba muchísimo, lo estabas defendiendo y te ponía los huevos por encima de la cabeza… Era una bestia, capaz de, en las canastas esas de brazo que había antes en los pabellones, agarrarse de un hierro del lateral, soltarse y machacar». (Manolo Aller). «En un entrenamiento le vi hacer algo que no olvidaré nunca. Había un jugador lanzando un triple desde la esquina y Nate llegó desde el medio de la zona, dio dos pasos a la velocidad del sonido y le puso un tapón que no se me va de la cabeza. Fue una sensación muy extraña, ver algo que no te puedes creer. Me dije: «Este tío es un extraterrestre». (Mario Pesquera). «Lo vi por primera vez en un partido contra el Estudiantes en La Nevera. Yo tenía 19 años y estudiaba en la Complutense. El Miñón Valladolid ganó con dos tiros libres suyos al final. Lo vi volar, pero recuerdo algo que no se me olvidará en la vida. Cuando iba a lanzar los tiros, la Demencia le estaba intentando distraer. Antes de tirar el primer lanzamiento, se giró, les hizo la señal del uno y lo metió. Antes del segundo, volvió a darse la vuelta, hizo la señal del dos y lo volvió a clavar. Nunca había visto un partido de baloncesto, pero después de verlo a él pensé: «Éste es el mejor deporte del mundo». Unos años después lo vi tocar una moneda que le había colocado el utillero del OAR en el canto de arriba del tablero. No la cogió, pero la golpeó y se la llevó. Esto se dice de muchos, pero yo se lo vi hacer». (Jaime Fernández).

No hay mejor manera de explicar qué significó Nate Davis que dar la palabra a los que coincidieron con él de alguna manera en una cancha y le vieron hacer cosas que ningún humano había logrado llevar a cabo en un país que abría los ojos decididamente al baloncesto. Todo lo que rodea a Davis, la mitología que se ha desatado con los años alrededor de él, hacen de Nate un jugador con un halo de no ser de este mundo que provoca que la gente que lo vio jugar hable de él con un tono casi místico, fuera de lo normal. «En el basket español se veía meterla para abajo a los grandes, a los pivots americanos, pero nunca a un tío de 1.94. Volaba, era muy espectacular, por eso para la gente quedó como algo legendario», dice Manolo Aller, compañero suyo en el Clesa Ferrol, quizá dando en el clavo del porqué de su leyenda. Tim Shea, uno de los entrenadores que tuvo en el OAR, dice que «saltaba como Chandler Thompson, pero 20 años antes. Tenía menos potencia porque Nate era todo suavidad. Cuando él se elevaba parecía que no había tierra, flotaba. Era algo extraordinario, de verdad que sí».

Escuchar eso de hombres que compartían vestuario con él no deja de ser sorprendente, pero era sin duda el aficionado medio el que lo colocó en un pedestal. Un niño de Valladolid llamado Francisco García recuerda que «una vez obligué a mi padre a quedarnos después de un partido sólo para darle la mano. Recuerdo una carpeta que tenía decorada con fotos de baloncesto de las que salían en «Nuevo Basket» en la que había tres o cuatro de Nate. Me vienen a la cabeza los alley oops con Carmelo Cabrera, cómo se levantaba desde cinco metros y medio… Me parece estar viéndolo ahora. Él marcó a mi generación, sin duda». Hoy ese niño es el entrenador del Fórum y al igual que él creció amando el baloncesto gracias a Nate, muchos otros lo hicieron en San Sebastián, Santiago y Ferrol, las otras tres ciudades que lo disfrutaron en sus equipos.

La llegada de un fuera de serie

Que Nate Davis llegara a España fue fruto, como muchas de las cosas que sucedieron en su carrera, del misterio. Tras ser el fiel escudero de otra metralleta espectacular, Alex English, y de Mike Dunleavy en South Carolina (entrenada por el mítico Hall of Famer Frank McGuire), Davis acabó siendo elegido por los Chicago Bulls en el número 13 de la quinta ronda del draft de la NBA de 1975. Sin embargo, no entró a jugar en ninguna franquicia de aquella Liga y decidió abandonar, al menos temporalmente, el baloncesto. Así, la temporada después de graduarse la pasó en su ciudad natal… ¡como ayudante del sheriff! Fue entonces cuando Josean Gasca, uno de los fundadores y alma del Askatuak, pidió a un contacto suyo que le trajera un jugador de las características de Nate y por poco dinero para intentar paliar la marcha de otro fuera de serie, Essie Hollis. Así llegó a Donosti el ayudante del sheriff.

Fernando Galilea, tío de José Luis y actual entrenador del Askatuak en Primera Nacional, era el base de aquel equipo de finales de los 70. «Cuando llegó Nate nos estuvo enseñando sus fotos como ayudante del sheriff. Llevaba un año sin jugar y sí que se le notaba en el tiro y en la resistencia, pero era tal portento físico que nada más llegar, después de un año parado, en las carreras de100 metros nos sacaba 50», dice bromeando. Les habían advertido de que el nuevo saltaba mucho y poco más. «Enseguida empezamos a hacer alley oops. Le enseñamos la puerta atrás y, como los americanos siempre estaban sobremarcados, lo conseguía fácilmente. Se dice que los primeros alleys los hizo en Valladolid con Carmelo Cabrera, pero en realidad los hicimos en el Askatuak», señala. En San Sebastián se vieron las primeras evoluciones de un jugador en el que enseguida se fijó el Miñón Valladolid.

Las exhibiciones que dio desde entonces fueron antológicas, con picos de anotación brutales. Las tres veces que fue máximo anotador de la Liga promedió 29.7 (79-80, Miñón Valladolid), 28.2 y 30 (83-84 y 84-85 en Ferrol). «A mí me impresionaba mucho cómo tiraba. Tenía una mano alucinante. En los entrenamientos hacía series de 46 de 50 en triples y cosas así con normalidad», recuerda Aller. «Tenía un gesto natural, la finta, bote, parada y tiro, inigualable. No era un chico muy alto, pero era un portento físico. Era el único jugador entonces que aunaba unas cualidades físicas impresionantes y una grandísima puntería en el tiro», añade Moncho Monsalve, que también lo tuvo a sus órdenes en el conjunto gallego. Esa conjunción hacía de él un arma ofensiva mortal, lo que, añadido a su elegancia, le hacía muy superior a la media. «Era uno de los pocos jugadores capaces de ganar un partido él solo», asegura Mario Pesquera, que lo entrenó en Valladolid.

«Con su uno contra uno, cogiendo rebotes, intimidando el tiro de su rival por su salto… El famoso día en el que íbamos 26 abajo contra el OAR de Ferrol y él se vistió en la segunda parte y acabamos ganando es un ejemplo. No recuerdo qué tenía, pero sí que llevaba la mano muy vendada, casi escayolada. Le quitaron la escayola y salió. Si él quería jugar es que podía, así que le dejé. Lo metía todo. El resto del equipo se puso a defender a muerte, al OAR se le paró todo y ganamos. Se caía el pabellón», rememora el hoy seleccionador nacional. Ese día está en la mente de todos los aficionados de Valladolid como una de sus grandes gestas extraterrestres. Ganó el partido en 20 minutos con una mano. Tenía la izquierda dañada, con el escafoides roto, y no podía ni botar con ella. Hay fotos que demuestran cómo tenía que tirar sin apoyar el lanzamiento.

Sin embargo, nunca llegó a jugar en un grande. Tim Shea cree que «no lo hizo porque no tenía esa ambición. Él quería ganar partidos, pero no tenía en la cabeza irse del equipo. Estaba a gusto allí, su familia estaba bien, y realmente no se preocupaba demasiado por ganar más dinero. Quería disfrutar y estar bien. Su filosofía era no cambiar algo si eso lo podía estropear». Otros argumentan que el juego giraba demasiado a su alrededor para encajar en el Madrid o el Barça y que, además, no defendía un pimiento: «No es que se despistara, es que había veces que no defendía nada de nada», dice Shea. Monsalve añade que «tenía nivel ofensivo y físico para jugar en la NBA, pero atrás era muy limitado. Además, yo creo que le faltaba inteligencia para jugar allí. Entonces te daban unos sistemas y te los tenías que aprender; era, trasladado, más táctico que ahora. Con Nate había que jugar sencillo, por conceptos».

Y entonces, desapareció

La historia de Nate Davis cuando dejó España es tan triste como enigmática. Tras romperse la clavícula en un partido en Santa Coloma como jugador del OAR, fue cortado y su carrera parecía abocada al fin, a un año de obtener la nacionalidad española por residencia. Sin embargo, fue la tragedia la que le retiró del baloncesto. Su mujer, Anne, comenzó a sentirse mal unos meses después de tener a su segundo hijo, Mathew. En aquel parto había tenido problemas y necesitó una transfusión sanguínea. Empezó a recorrer médicos en busca de la solución a sus males físicos. En los Estados Unidos la medicina sólo es de pago y, hasta que dio con un profesional que le diagnosticó lo que tenía, gastó todo el dinero que había ganado jugando al baloncesto. El diagnóstico, además, fue terrible: sida, un virus totalmente desconocido a mediados de los 80 para el que no había cura ni medicación posible. Anne murió al poco tiempo y Nate se quedó arruinado, por lo que tuvo que ponerse a trabajar en lo primero que surgió: guardia jurado en una empresa de mensajería. Ante sus apuros económicos, el Fórum y el OAR hicieron un par de partidos amistosos con los que recaudaron unos cientos de miles de pesetas que le ayudaron a salir del paso.

Después, nadie más supo de él. Sólo Jaime Fernández, un periodista gallego con afinidades religiosas con Davis que lo había conocido en su juventud, mantenía algún contacto. En 1996 se marchó a Atlanta y lo encontró, haciendo un reportaje emitido en la TVG que fue un exitazo en Galicia. En octubre de 2002 la revista «Gigantes del Basket» conseguía hablar con él. Su nueva vida, con su segunda mujer, Yolanda, y los cinco hijos de ambos es una existencia de lo más normal. Nadie sabe que es una leyenda, ni siquiera sus hijos. No conserva tampoco recuerdos de cuando jugaba. Davis delegó en un supuesto amigo hacer una mudanza y él le robó todo lo que tenía. Pero mientras Davis viva, el basket estará con él. Jaime Fernández cuenta que, cuando lo encontró en 1996, Nate hacía mucho que no jugaba. «Nos pusimos a tirar en una canasta que había por allí y me dijo que iba a apuntarse al equipo de su iglesia. A los seis meses me llamó y me contó que su equipo iba primero de la Liga arrasando y que metía 40 puntos por partido». Más de uno mataría por ver esos encuentros.

FICHA PERSONAL

Nate Davis
Columbia, North Carolina (Estados Unidos), 20/10/1953. Alero, 1,94 metros.

Trayectoria deportiva
– 1972-75: South Carolina University
– 1978-79 : Askatuak Egin
– 1979-80 : Miñón Valladolid
– 1980-81 : Miñón Valladolid
– 1981-82 : Miñón Valladolid
– 1982-83 : Obradoiro Santiago (tras probar en la NBA, se incorpora ya comenzada la temporada)
– 1983-84 : OAR FERROL
– 1984-85 : CLESA FERROL
– 1985-86 : CLESA FERROL (en enero se rompe una clavícula y es sustituido por Otis Howard).

Logros individuales
– Máximo anotador de la Liga española con el Miñón Valladolid con 654 puntos (29.73 por partido) en la temporada 1979-80
– Máximo anotador de la Liga ACB con el OAR Ferrol con 789 puntos en la temporada 1983-84
– Máximo anotador de la Liga ACB con el Clesa Ferrol con 840 puntos en la temporada 1984-85 notas_de_prensa_archivo

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